Rebeca
La cervecería De Halve Maan de Brujas
Como buenos cicloturistas que somos, conocemos bien a los de nuestra “especie”, y por ello creemos no equivocarnos al decir que hemos unido, en varias de nuestras rutas por Flandes, dos de vuestras pasiones (o, al menos, de los de la mayoría): la bici y la cerveza. Aunque todo es bello en Flandes, destaca la ciudad de Brujas. Y estaréis contentos de recorrerla en bici, porque, allí, la única línea subterránea que hay no es de metro, es de cerveza.
Flandes, tradición ciclista y... ¡cervecera!
La tradición cervecera de Flandes se remonta nada menos que a la Edad Media, en concreto a los monasterios trapenses. Los monjes de la Orden de la Trapa eran una orden monástica católica que se regía bajo la regla de San Benito, cuyo principal mandato es el Ora et Labora -reza y trabaja-. Vivían en un silencio casi absoluto, o bien rezando, o bien dedicándose a crear un producto “divino” que les ayudara a costearse sus vidas: la cerveza trapense. Una cerveza trapense tiene, por fuerza, que haberse realizado por monjes de esta orden, mientras que una cerveza de abadía podría sencillamente realizarse por trabajadores laicos dentro del recinto de una abadía.
Flandes es un paraíso para los amantes de la cerveza con más de 1500 diferentes variedades, algunas trapenses, otras no, pero a cuál mejor. Muchas de ellas con sus propias copas de cerveza personalizadas en las que sólo puede servirse esta bebida. La cultura de la cerveza belga fue declarada patrimonio de la UNESCO en diciembre del 2016. Por todo ello, crear rutas en bici por Flandes que dieran a conocer la cultura de la cerveza era, para nosotros, imperativo. En una de ellas, incluso, la hemos considerado el tema central: podréis visitar un monasterio trapense y varias fábricas de cervezas en la que aprenderéis los secretos de su producción.
La cervecería De Halve Maan
Otra de nuestras rutas se centra exclusivamente en la encantadora ciudad de Brujas. En su centro histórico se encuentra la cervecería De Halve Maan. También se le conoce como Brouwerij Henri Maes. Produce principalmente cervezas Brugse Zot y Straffe Hendrik. Y es hoy ya muy antigua.
La historia de De Halve Maan
En 1856, Henri Maes fundó la cervecería De Halve Maan con el apoyo de su tío Canon Petrus-Johannes Maes. Y creednos, sabían lo que hacían: la presencia de una cervecería que ya hacía referencia al apellido Maes, situada en el Walplein, se menciona en 1564 en un registro de la ciudad de Brujas.
En las modernas instalaciones de la época, Henri Maes elaboraba una cerveza tradicional, nublada y ácida de fermentación alta. Cuando murió en 1867, sus hijos Henri (II) y Achère se hicieron cargo del negocio familiar. Henri fue a Inglaterra para aprender nuevas técnicas de elaboración de cerveza. Además, instaló una maltería y un horno en la empresa, el último dedicado a secar la malta verde. Los dos hermanos murieron relativamente jóvenes, pero sus viudas continuaron la actividad cervecera. En 1919, el hijo Henri (III) Maes se hizo cargo de la cervecería. Viajó a Alemania para familiarizarse con la elaboración de cervezas de baja fermentación y en la década de 1930 comenzó a producir una cerveza bock que rápidamente tuvo gran éxito. Después de la Segunda Guerra Mundial, la producción de cerveza disminuyó. Sobre los años 50, volvió a resurgir, gracias al empeño de Henri (IV) Maes. Después su hija Verónico se encargó de la cervecería. Y aún hoy la regenta, con profesionalidad y gracia, su nieto, Xavier Vanneste (con Verónica, al ser mujer, se perdió el apellido Maes), representante de la sexta generación de cerveceros. Fue el quién lanzó una nueva cerveza llamada Brugse Zot, que rápidamente se convirtió en la cerveza más popular de la ciudad de Brujas. Se trata de una sabrosa cerveza de alta fermentación a base de malta, lúpulo y una levadura especial
La tubería subterránea de cerveza de 3km que atraviesa Brujas
El éxito de la cerveza creada por Xaver Vanneste, la Brugse Zot, pudo haberlo matado. Todo por un problema logístico cuya solución no era nada fácil. Xavier y su equipo se enfrentaban a la dificultad de transportar más de 5.000 litros de cerveza cada hora desde la cervecería, donde se fabrica, hasta el edificio donde se embotella, a 3km de distancia. Los camiones que se encargaban de ello transitaban a través de las calles de Brujas, centenarias, estrechas y abarrotadas, perjudicando la circulación del lugar.
La solución fácil hubiera sido trasladarse a las afueras, pero con ello se hubieran perdido siglos de historia de tradición cervecera. Y agradecemos, a Xavier y su equipo, que hayan insistido en encontrar una solución que la protegiera y que fuera, a la vez, tan original. Hoy, ríos de cerveza corren bajo las empedradas calles de Brujas. No, la ciudad no tiene metro, pero tiene algo mucho mejor: cervezas excelentes y los primeros tubos subterráneos de cerveza del mundo.
Nos vemos por el mundo y nos leemos en el blog,
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