Rebeca
La región de Baviera
En la región de Baviera, al sur de Alemania, vibra Munich, su capital, sonora y dinámica. En sus alrededores, en cambio, reina una naturaleza a veces apacible y otras frondosa, pero siempre verde infinito y manchada de azul. De telón de fondo, los imponentes Alpes. Con este espectacular juego de contrastes que nos ofrece Baviera, cómo no iba a ser una de nuestras rutas más demandadas la que une los lagos de Munich en bicicleta.
Baviera: una región, un millón de encantos
En el estado libre de Baviera, una majestuosa belleza paisajística se despliega como un tapiz verde, pero salpicado de misteriosos castillos y pequeñas ciudades medievales, de fastuosos palacios y de iglesias barrocas, de mercados afanosos y de la quietud de los lagos. Incluso de metrópolis excitantes. De tradición y de modernidad en perfecta armonía, vaya.
Necesitaríamos toda una novela para describiros a fondo Baviera, así que hemos seleccionado tres puntos de interés de los que podréis disfrutar, y mucho, si algún día hacéis a pedales la ruta de los lagos de Munich. ¿Empezamos?
Munich
El poeta alemán Heinrich Heine (1797-1856) escribió, en una acertadísima alegoría, que la capital de Baviera crecía «entre el arte y la cerveza, como un pueblo entre dos colinas». Si conocéis bien Munich sabréis a lo que se refería. Por un lado, goza de una monumentalidad bárbara: su patrimonio es abrumador y, su configuración urbanística, de una perfección puntillosa. Pero por otro, no olvida su tradición, su gente, la tierra que la rodea, la sencillez. Es la ciudad del festival de la cerveza, pero también la del festival de ópera. Es una ciudad de todo y para todos. Y es, por supuesto, el punto de salida y de llegada de nuestra ruta de 7 días por Baviera.
Murnau
A las orillas del Lago Seeshaupt se alza una ciudad que, en realidad, se alzó varias veces. Murnau se encuentra habitada desde antes de la era cristiana. En tiempos romanos fue un importantísimo enclave comercial y, sobre el 1150, se le concedió el derecho de mercado semanal. Pero la ciudad que durante tantos siglos rebosó vitalidad, se vio en 1634 fuertemente afectada por la peste, y su población se diezmó en un porcentaje aterrador. 200 años después la desgracia se volvería a abatir sobre ella: a mediados del siglo XIX un incendio destruyó casi en su totalidad la ciudad. Pero volvió a reconstruirse, majestuosa. Luego llegó la Segunda Guerra Mundial y Murnau sirvió como campamento de prisioneros de guerra polacos. Soy de las que creo que el peso histórico de una ciudad, todo lo que en ella se ha vivido, deja una marca en su ADN más que visible, palpable. Lo mismo debió de pensar Kandinsky, cuando se mudó allí, con su amante y también renombrada artista Gabriele Münter, en busca de una inspiración celestial que ciertamente encontró.
Mucho le debe Baviera a Murnau, ciudad en la que trasnochamos el segundo día de nuestra travesía tomándonos también el tiempo de disfrutar de sus mercados. Parece que, al final, se vuelve al principio.
Los Lagos
Ríos, canales, lagos, toda Baviera está salpicada de un azul cristalino, y eso le aporta una gran belleza (¡y le da el nombre!) a nuestra fantástica ruta. Los carriles bici aprovechan las orillas nada accidentadas de los suaves cauces para conectar todos los puntos de interés, haciendo que, el camino, como en la vida, sea lo que importa. Prácticamente a cada ciudad la baña un lago dándoles esa gracia especial que sólo sabe dar el agua.
En algunos tramos, el agua perfila prados y, en la mayoría, bosques encantadores, tan representativos de Baviera. Sólo en un momento nos alejamos de los cauces para acercarnos al cielo, porque el tercer día ascenderemos (en un tren, no os preocupéis demasiado por vuestra forma física porque es ésta una travesía muy accesible) a la montaña más alta de Alemania, el Zugspitzbahn, a 2.962 m. La vista de la de los Alpes que hay desde allí os dejará sin aliento (como si hubierais subido a golpe de pedal, vaya).
Como imagináis, es una ruta perfecta para hacer en verano y principios de otoño, así que, si sois de los poco previsores, de los que preferís decidir sin rodeos y a la primera de cambio, Baviera es uno de esos destinos con los que sólo se puede acertar.
Nos vemos por el mundo y nos leemos en el blog.
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